Norma Jeane Morteson
- Nuriallanos
- 27 jul 2018
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Fuiste una estrella fugaz. Una estrella que iluminó muchos cielos, una estrella a la quisieron apagar. De mano en mano, de boca e boca, de cama en cama y tú sutilmente te escurrías entre todos ellos. Eras tan hermosa que asustabas. Seductora y seducida, nunca te diste el precio que valías. Eras oro puro en manos de bronce y plata, un diamante que no supieron valorar. Tenías tanto miedo que cedías en todo. Miedo a no ser valorada, miedo a que tuvieran razón en no valorarte. Miedo de caer en la depresión de la que nunca escapaste. Eras fuego, pasión, ardor. También sensibilidad, amor, talento, alegría. Una actriz tan buena que te hicieron creer lo contrario, porque sabían que les creerías y así podían manipularte. Juguete sexual, pero juguete roto también. Si tan sólo te hubieras percatado tú de tu poder y valía, no te hubieras apagado. Pero las luces que ciegan mucho, asustan y hay que extinguirlas. Tu sigues y seras siempre una luz potente y hermosa, de las que no pasan fugaces por la vida de muchos. Norma Jeane Mortenson

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