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Recuerdo perfectamente el primer momento que te vi.
Un torbellino de extensiones, tatuajes y eyerline.
Flaca, desaliñada, intentabas torpemente aparentar que nada te importaba.
Me sedujo tu mirada entre borde y anhelante de amor. Tu miedo asomaba a tus ojos como el preso en su celda.
Me enamoré de ti, un flechazo con un halo de soul, piel blanca y voz de negra.
Enganchada de por vida a ti.
Tan frágil, tan rota, con tanto potencial desperdiciado.
Tan como yo. Tan igual a ti.
Como el día que me hablaste tras la pantalla de nuestros ordenadores. Y te fijaste en mi, entre tantos fans, te fijaste en mi...
Quizá es que también viste en mí un alma rota, tan frágil y con tanto potencial desperdiciado como tú
