Estefa
- Nuria Llanos
- 22 nov 2018
- 2 Min. de lectura
Es increíble las cosas que se olvidan con los años. Detalles que quisiéramos no olvidar jamás. Pero así es el ser humano y el funcionamiento del cerebro. Lo que me parece increíble es que a pesar del paso de esos años, no olvidamos sin embargo, lo que sentimos en momentos determinados de nuestra infancia. Yo recuerdo ser una niña alegre, tímida, algo insegura y temerosa. Amaba salir a jugar a la calle. A cualquier cosa. Pero no con cualquiera. Los amigos con los que jugaba en la calle no se olvidan. Hoy quiero recordar especialmente a una de ellas. Era rubita, de sonrisa enorme, risueña, extrovertida a rabiar. Su mezcla de dulzura y "bordería" te abrumaba. Lo mismo te abrazaba hasta asfixiarte como que discutías con ella sin ninguna razón. Pero la recuerdo como una referencia en mi infancia, una potente referencia. Han pasado muchos años desde esos ratos de juegos en la calle. Pero ella no ha cambiado. Ya no es una niña, pero sus ojos, la expresión de sus ojos, no ha cambiado. Sigue sonriendo con ellos. Cada vez que la veo, nada ha cambiado. Seguimos riéndonos sin ninguna razón, seguimos queriéndonos por miles de razones. Es positiva, es frenética, es impulsiva, es tenaz. Es de esas mujeres que te paras a mirar por la calle. Su risa es contagiosa, su humor sagaz, su forma de ver la vida es diferente del resto. Me gusta que me mire con los mismos ojos de siempre, unos ojos que ven en mí lo que yo no veo. Me gusta que siempre me conmueva con sus halagos y me gusta que me diga lo que no hago bien. Creo que es una mujer que a pesar de su eterna sonrisa, ha sufrido en su vida. Lo que pasa es que entiende que airear su sufrimiento no le hará solucionar nada. Es emprendedora, es valiente, le echa muchas ganas a todo. Ese es su secreto. Se puede aprender mucho de ella y también tiene mucho que aprender aún. Me gustan sus defectos, me gusta su entusiasmo, me gusta que haga que las cosas ocurran. Hoy cumple años, y es mi forma de decirle cuánto la quiero y cuánto deseo que sea feliz. Y que me haga feliz a mi. Siempre.

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